Cuento VII
Lo que sucedió a una mujer que se llamaba doña Truhana
Otra vez estaba hablando el Conde
Lucanor con Patronio de esta manera:
-Patronio, un hombre me ha propuesto una cosa y
también me ha dicho la forma de conseguirla. Os aseguro que tiene tantas ventajas
que, si con la ayuda de Dios pudiera salir bien, me sería de gran
utilidad y provecho, pues los beneficios se ligan unos con otros, de tal forma que al
final serán muy grandes.
Y entonces le contó a Patronio
cuanto él sabía. Al oírlo Patronio, contestó al conde:
-Señor Conde
Lucanor, siempre oí decir que el prudente se atiene a las
realidades y desdeña las fantasías, pues muchas veces a quienes viven de ellas les suele ocurrir lo que
a doña Truhana.
El conde le preguntó lo que le había pasado a esta.
-Señor conde -dijo Patronio-, había una mujer que
se llamaba doña Truhana,
que era más pobre que
rica, la cual, yendo un día al mercado, llevaba una olla de
miel en la cabeza. Mientras iba por el camino, empezó a pensar que vendería la miel y que, con lo que le diesen, compraría una partida de
huevos, de los cuales nacerían gallinas, y que luego, con el dinero que
le diesen por las gallinas, compraría ovejas, y así fue comprando y vendiendo,
siempre con ganancias, hasta que se vio más rica que ninguna de
sus vecinas.
»Luego pensó
que, siendo tan rica, podría casar bien a sus hijos e hijas, y que iría
acompañada por la calle de yernos y nueras y, pensó también que todos comentarían
su buena suerte pues había llegado a tener tantos bienes aunque había nacido
muy pobre.
»Así, pensando
en esto, comenzó a reír con mucha alegría por su buena suerte y, riendo, riendo, se dio una
palmada en la frente, la olla cayó al suelo y se rompió en mil
pedazos. Doña Truhana, cuando vio la olla rota y la miel esparcida por el
suelo, empezó a llorar y a lamentarse muy amargamente porque había perdido
todas las riquezas que esperaba obtener de la olla si no se hubiera roto. Así,
porque puso toda su confianza en fantasías, no pudo hacer nada de lo que
esperaba y deseaba tanto.
»Vos, señor conde, si queréis que
lo
que os dicen y lo que pensáis sean realidad algún día, procurad
siempre que se trate de cosas razonables y no fantasías o
imaginaciones dudosas y vanas. Y cuando quisiereis iniciar algún
negocio, no arriesguéis algo muy vuestro, cuya pérdida os pueda ocasionar
dolor, por conseguir un provecho basado tan sólo en la imaginación.
Al conde le agradó mucho
esto que le contó Patronio, actuó de acuerdo con la historia y, así, le fue muy bien.
Y como a don Juan
le gustó este cuento, lo hizo escribir en este libro y compuso estos
versos:
En realidades
ciertas os podéis confiar,
mas de las
fantasías os debéis alejar.
(Localización)
El relato que vamos a comentar pertenece a la obra El conde Lucanor, compuesta dentro del periodo de la Edad Media, más concretamente de la alta Edad Media que se caracterizaba por un sistema feudal, cuya sociedad era estamental y teocéntrica.
Esta obra, considerada
la obra cumbre de la narrativa en prosa del siglo XIV de la literatura
española, está formada
por 51 relatos compuestos entre 1330 y 1335 por don Juan Manuel, noble del
siglo XIV. No son relatos originales sino
que fueron recogidos por don Juan Manuel de distintas fuentes (orientales,
árabes...) transformándolas posteriormente y traduciéndolas a la lengua
romance, que por entonces se encontraba en pleno proceso de formación tras los
primeros pasos dados por su tío Alfonso X.
Alfonso X había impulsado a finales del siglo XIII la
Escuela de Traductores de Toledo donde, con ayuda de musulmanes, judíos y
cristianos se traducían obras del árabe o hebreo al castellano convirtiendo así
la prosa castellana en lengua de cultura. Además establece las normas de
ortografía, perfecciona la sintaxis e incorpora a la lengua tecnicismos y
cultismos.
Don Juan Manuel es el primer narrador que utiliza la prosa
castellana para escribir
relatos, hasta entonces sólo se empleaba el verso (Cantar de Mío Cid, El Libro de Buen Amor...), dotando así al castellano de
carácter literario. Además es consciente de
ser un autor individual responsable de su obra por lo que cuida que ésta no
sufra alteraciones.
La originalidad del estilo de don Juan
Manuel reside en la manera que trata el tema: en forma de diálogo entre el
conde y su servidor Patronio. Esto se puede observar en el relato que estamos
comentando donde los guiones introducen las voces de los personajes. Otros
rasgos de su estilo es el uso de léxico culto y empleo de recursos literarios
como el hipérbato, la elipsis, la metáfora, el
paralelismo, la hipérbole y la comparación, así como el uso de la sinestesia,
el polisíndeton, la exclamación y la paradoja.
En cuanto al propósito de la obra es doble. Por
un lado tiene una intención moral, advertir de los defectos morales como ya se
venía haciendo en otras obras y que se relaciona con el contexto en que se
escribe. Por otro, enseñanzas
prácticas para orientar a los nobles de la época cómo conservar la fama, la
honra y el patrimonio.
(Género)
Se trata del primer texto narrativo escrito en prosa castellana. En él un narrador nos cuenta las situaciones por las que pasa el Conde y como se le aconseja sobre la mejor manera de actuar. Los distintos relatos pertenecen al subgénero del cuento, es decir narraciones breves, con un número reducido de personajes y con un argumento sencillo donde el nudo nos lleva rápidamente al desenlace.
Podemos
observar como aparecen los elementos propios de una narración: narrador,
personajes, espacio, tiempo y acción.
En
cuanto a las tipologías textuales usadas, podemos comprobar como se emplea
tanto la narración en sí misma, el diálogo marcado por los guiones que
introducen cada intervención permitiendo a los personajes expresarse por sí
mismos y también se emplea la descripción, sobre todo de acciones y de
pensamientos como posteriormente se comentará en la forma.
(Tema y estructura)
Lo primero que hay que advertir es el
hecho de que esta obra encierra distintas narraciones: la historia del conde
Lucanor que vamos descubriendo a lo largo de la lectura de los distintos
relatos y los distintos relatos que cuenta Patronio y que nos presentan
distintas situaciones y personajes.
Dicho esto, entenderemos que, aunque cada
relato trate un tema concreto podríamos considerar como tema de la obra las
consejas que recibe el Conde de su consejero Patronio para aprender a actuar en
la vida. El tema de este relato es las
falsas ilusiones que nos creamos.
En cuanto a la estructura de los relatos es lineal y todos
están estructurados de la misma manera:
1. El conde Lucanor pide consejo a Patronio
(Planteamiento del problema)
2.
Patronio establece una semejanza entre el caso que plantea el conde y un
cuento. (Opinión de Patronio)
3.
Patronio narra el cuento. (Enxiemplo)
4.
Consejo de Patronio. (Conclusión)
5.
El conde pone en práctica el consejo. (Aplicación)
6.
Don Juan Manuel resume la enseñanza del cuento
en dos versos pareados a modo de moraleja. (Moraleja)
El
relato que estamos comentando trata del consejo que le pide el conde a Patronio
sobre un negocio que le han propuesto y que en principio parece ventajoso,
Patronio le hace ver que no todo parece lo que es para ello le cuenta el cuento
de doña Truhana. Consta de 38 líneas, más el título, divididas en 12 párrafos que se estructuran
de la siguiente manera:
1. Planteamiento del problema (líneas 1 a 5): un hombre le
habla al conde Lucanor acerca de un asunto que sería muy provechoso en muchos
aspectos.
2. Opinión de Patronio (líneas 6 a 10): es de inteligentes
atenerse a las cosas certeras.
3. Exienplo (líneas 11 a 32): lo que le sucedió a doña Truana
cuando llevaba la miel al mercado.
cuando llevaba la miel al mercado.
4. Aplicación al caso concreto del conde Lucanor (líneas 33 a
34): las
ilusiones desmedidas hay que desecharlas.
ilusiones desmedidas hay que desecharlas.
5. El conde pone en práctica lo dicho por Patronio.
6. Versos que contienen la moraleja de la historia (líneas 35
a 38).
(Elementos de la
narración)
En cuanto a los elementos de la narración en primer lugar es de destacar que en este relato tenemos dos narradores: un narrador observador en tercera persona que nos cuenta lo que ve y que interviene en pocas ocasiones, para introducir y cerrar el relato (líneas 1, 6, 7, 11 y 33-36). Pero también Patronio actúa como narrador, en este caso se trata de un narrador en tercera persona omnisciente que cuenta la historia de Doña Truhana (párrafos: parte del 8, 9, 10 y 11). En el relato principal se usa el estilo directo a través del diálogo que mantienen los personajes, Patronio y el Conde, y que ocupa los párrafos 2, 4 y del 6 al 9; en cambio, en el relato secundario no se oye nunca la voz de los personajes sino que lo que estos piensan o dicen lo sabemos a través del narrador (línea 14: empezó a pensar que vendería la miel...).
En cuanto a los personajes, tanto el Conde
como Patronio son principales del relato al igual que doña Truhana del ejemplo
de Patronio. Todos son personajes tipos que muestran los rasgos del grupo
social al que pertenecen además, son planos ya que se caracterizan por rasgos
muy simples.
La forma de
caracterización de los personajes es indirecta, es decir conocemos a los
personajes por como actúan y hablan y no por una descripción que haya hecho el
narrador. Así, el Conde es una persona joven, sin experiencia en la vida que
necesita el apoyo constante de su consejero y que está por encima de Patronio
lo cual se observa por la forma de dirigirse el conde a Patronio, no usa el vos
(línea 2: Patronio, un hombre...) y a lo largo de todo el segundo párrafo en el
que muestra su ingenuidad y pide consejo; en cambio, el consejero debe ser
mayor y con mucha experiencia en la vida, es un hombre sabio y comedido a la
hora de aconsejar al conde al que humildemente da su opinión y trata con
respeto (línea 8: señor conde Lucanor...; línea 12: señor conde...).
Pasando al espacio y al tiempo en el que se desarrolla la
narración, en principio no encontramos datos concretos que nos digan en qué
espacio y tiempo se desarrolla la historia principal aunque al tratarse de un
conde que pide consejo a su consejero podemos pensar que se trata de la casa
del conde (espacio interior) y evidentemente debe estar situada en la Edad
Media ya que el texto se compuso en esta época, además se debe desarrollar en
un sólo día. El cuento que narra Patronio se sitúa en el camino que lleva al
mercado (espacio exterior) donde la protagonista va a vender la mercancía, esto
nos da la pista de que la acción transcurre por la mañana cuando era propia la
venta en el mercado y evidentemente en la Edad Media, ya que en aquella época
el sistema de compra era el trueque y también tiene lugar en un sólo día.
Para
terminar hablaremos de la acción, ésta es lineal ya que las acciones se suceden
de forma ordenada.
(Lengua y estilo)
Para terminar el comentario vamos a analizar la lengua y el
estilo empleado en este relato.
Lo primero que destaca es el uso de la forma
dialogada, los personajes hablan usando el estilo directo y no a través del
narrador. Para ello se usa los guiones que señalan la intervención de cada
personaje.
Se trata de
un texto narrativo por lo que abundan los verbos y, en cuanto a los verbos,
observamos el uso del presente (línea 3: aseguro, tiene) para las acciones que
tienen lugar en ese momento, el pretérito perfecto compuesto (línea 2: ha
propuesto) para las acciones pasadas pero no terminadas y el condicional (línea
3:pudiera) para las acciones que se consideran hipotéticas, en la intervención
del conde; en cambio el consejero utiliza el pretérito perfecto (línea 7: oí)
para las acciones pasadas y terminadas, el presente (línea 7: atiene, línea 8:
viven) para las acciones que ocurren en ese momento o para hablar de las
realidades aceptadas como tales por todos, y para narrar la historia de doña Truhana emplea el
imperfecto (línea 11: había una mujer) para presentar los hechos de su historia
y el condicional y presente de subjuntivo (línea 15: diesen y compraría) para contarnos
los pensamientos de doña Truhana y a lo que dan lugar. El narrador observador
externo emplea el pretérito perfecto ya que indica acciones pasadas y
terminadas (línea 6: contó)
Encontramos
nombres propios como Truhana, Patronio y Lucanor. Además, vemos como para
hablar del negocio que le han ofrecido, Lucanor utiliza sustantivos abstractos:
línea 3, ventajas; línea 4, utilidad y provecho. Se utiliza un sustantivo
comodín: cosa en la línea 2, así como hombre para no especificar de quién se
trata; no importa tanto la cosa como la enseñanza de Patronio. También se
emplean sustantivos abstractos para trasmitir esa sensación de que lo propuesto
al conde son ilusiones y no realidades (línea 27: fantasías e imaginaciones...)
Abundan
los sustantivos concretos en la enumeración de los pensamientos que tiene doña
Truhana, línea 12-15: miel, huevos, gallinas, ovejas.
Llama
la atención los pares de sustantivos hijos-hijas, yernos-nueras ya que en
ningún momento se nos dice que esté casada pero en su imaginación hasta se ve
con los maridos y mujeres de sus hijos (línea 17, 18: podría
casar bien a sus hijos e hijas, y que iría acompañada por la calle de yernos y
nueras)
En cuanto a los adjetivos, destaca el uso de los antónimos
rica y pobre, con significado valorativo, para hacer alusión al nivel de doña
Truhana, utilizando así un circunloquio para decir que pertenece a la clase
media (líneas 11 y 12: que era más pobre que rica)
Se emplean vocativos en varias ocasiones: línea 2, Patronio;
en la línea 8, Señor Conde Lucanor; línea 12, Señor conde...
En cuanto a las oraciones, se usan las coordinadas y
subordinadas como es más propio del texto escrito ya que éste es más elaborado
(poner ejemplos).
Si nos detenemos en el aspecto léxico es de destacar los
antónimos empleados para hablar de doña Truhana como ya mencionamos
anteriormente (más pobre que rica). También interesa la repetición o familia
léxica de comprar (párrafo 6), hablando de doña Truhana; así como la de reír
(párrafo 8) que antes de descubrirnos que va
a pasar nos lo podemos imaginar.
Es de comentar la mención a Dios con respecto a las ventajas
del negocio que le proponen al conde (línea 3: con la ayuda de
Dios). Esto tiene que ver con el hecho de que en la
Edad Media, tanto la buena como la mala fortuna no sólo eran producto de la laboriosidad
del hombre sino que se pensaba que la voluntad de Dios jugaba un papel bastante
importante en la buena o mala consecución de las acciones emprendidas por el
hombre; de ahí que el conde Lucanor, aunque vea claramente que el asunto puede
salir bien, ponga sus esperanzas en que la voluntad divina coincida con la voluntad humana.
Podemos
observar como aparece una enumeración, en este caso se trata de los pensamientos y esperanzas de doña Truana:
- compraría una partida de huevos (línea 13)
- de los cuales
nacerían gallinas (línea 14)
- con el dinero
que le diesen por las gallinas, compraría ovejas (línea 15)
- así fue
comprando y vendiendo, siempre con ganancias (líneas 16)
Otra descripción de la evolución de los
pensamientos de doña Truhana que ya ve como reales es:
- Luego pensó que, siendo tan rica, podría
casar bien a sus hijos e hijas (línea 17)
- y que iría acompañada por la calle de yernos
y nueras (línea 18)
- y, pensó también que todos comentarían su
buena suerte pues había llegado a tener tantos bienes aunque había nacido muy
pobre (línea 19 y 20).
En cuanto a los recursos literarios, el
que más destaca es el hipérbato línea 1 (Otra vez, estaba hablando..., el
complemento aparece delante del verbo y el sujeto detrás del verbo)...; la
elipsis abunda a lo largo de todo el texto, línea 3 (Os
aseguro que tiene), línea 6 (le
contó a Patronio), línea 13 (empezó
a pensar que vendería)...
Para terminar haremos alusión al pareado
que resume la moraleja y que se nos dice que es Don Juan Manuel quien lo ha
escrito. Esto es otro rasgo del estilo de Don Juan Manuel que se hace mencionar
en su propia obra. El pareado son dos versos alejandrinos, ya que se les suma
una sílaba al ser versos agudos, con rima consonante en –ar.
1 comentario:
Muy útil gracias 👍🏼
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