Que
por mayo era, por mayo,
cuando hace la calor,
cuando los trigos encañan
y están los campos en flor,
cuando canta la calandria
y responde el ruiseñor,
cuando los enamorados
van a servir al amor;
sino yo, triste, cuitado,
que vivo en esta prisión;
que ni sé cuándo es de día
ni cuándo las noches son,
sino por una avecilla
que me cantaba el albor.
Matómela un ballestero;
déle Dios mal galardón.
cuando hace la calor,
cuando los trigos encañan
y están los campos en flor,
cuando canta la calandria
y responde el ruiseñor,
cuando los enamorados
van a servir al amor;
sino yo, triste, cuitado,
que vivo en esta prisión;
que ni sé cuándo es de día
ni cuándo las noches son,
sino por una avecilla
que me cantaba el albor.
Matómela un ballestero;
déle Dios mal galardón.
1.- LOCALIZACIÓN
El poema que vamos a comentar es un
romance anónimo que pertenece al Romancero
Viejo, también llamado Romancero Tradicional, recopilación de romances
escritos entre el S.XIV y XV. Esta clase de romances se ha transmitido
oralmente desde la Edad Media hasta nuestros días.
El
S.XV es un periodo de transición entre la Edad Media y el Renacimiento
caracterizado por el desmoronamiento de los pilares que sustentaban la sociedad
medieval: el feudalismo y el cristianismo. Es un periodo de crisis donde se
enfrentan las ideas medievales y las nuevas ideas procedentes de Italia;
además, la sociedad ha caído en el pesimismo y
se siente insegura creyendo que el azar gobierna el mundo. Esta crisis
también abarca lo religioso por lo que surgen corrientes centradas en el
espiritualismo interior.
Ante
esta situación, el hombre deja de ver el mundo como un valle de lágrimas,
convirtiéndose en el centro del universo (antropocentrismo) y surge el
vitalismo que da valor a cuestiones mundanas e individuales como son la fama y
la riqueza. Así pues, los autores firman sus obras buscando el reconocimiento y
se empieza a admirar al hombre culto y conocedor de los autores clásicos. Los escritores dejan de ser parte del clero y
ahora son hombres letrados.
Para
acoger y difundir estas nuevas ideas que trae el Humanismo, se crean nuevas Universidades.
También ayudan a la difusión del Humanismo la invención de la imprenta en 1450
y la publicación de la primera Gramática Castellana escrita por Antonio de
Nebrija con la finalidad de fijar el uso del castellano. Además surge la figura
del mecenas, se trataba de un noble o
rey que se encargaba de patrocinar a los artistas.
En
cuanto a las novedades entorno a los géneros es de destacar el surgimiento de
la novela de género tanto de caballería como sentimental. Así mismo, la
intención de crear teatro desligado de lo religioso, un claro ejemplo es La
Celestina de Fernando de Rojas.
2. – GÉNERO
Este texto es un romance y pertenece a la poesía oral. El romance
tiene su origen en los fragmentos de los cantares de gesta que los
juglares recitaban oralmente de forma aislada. Se trata de una composición
indefinida de versos octosílabos con rima asonante en los pares y los impares
quedan sueltos.
Se clasifican según su
contenidos en:
- Históricos:
Tratan temas relacionados con la historia.
- Fronterizos:
Narran lo que pasaba en las fronteras o en
las batallas fronterizas contra los moros.
- Legendarios:
Están basados en leyendas populares.
- Carolingios:
Narran hazañas de héroes de la épica
francesa.
- Novelescos:
Se basan en temas inventados.
- Líricos: Expresan sentimientos del autor.
En este caso a pesar de estar
escrito en verso no pertenece al género épico porque en él no se cuenta nada ni
se da una visión objetiva por parte del autor, sino que todo va encaminado a
presentar un estado interior, los sentimientos del protagonista (yo lírico),
condicionados por el estado de ánimo que le produce la prisión en la que se
encuentra. Se trata, por tanto de un romance
lírico.
Domina la actitud interna intimista
(subjetivismo lírico), conjugada con
una actitud externa (descripción del mes de mayo). En esta descripción se
seleccionan aquellos elementos que le interesan a la expresión de su estado de
ánimo.
El punto de vista es el de la
primera persona, el yo lírico que es el protagonista y presenta su historia sin
ningún narrador intermediario.
3.- TEMA Y CONTENIDO
El
romance presenta una leve trama argumental como sostén del sentimiento lírico
que expresa. Este leve argumento es el siguiente: en el mes de mayo, cuando
crecen los trigos, florecen los campos, cantan los pájaros y aman los
enamorados, un prisionero, en oscura celda, no participa de este esplendor de
la primavera. Su único consuelo y su único medio para distinguir el día de la
noche es una avecilla ; la muerte de ésta por un ballestero sume al prisionero
en la soledad.
Aunque el poema es enormemente
sugerente, podemos establecer como tema el sentimiento de tristeza, soledad y angustia de un prisionero ante la imposibilidad de
disfrutar en libertad de la belleza de la naturaleza y de los placeres del
amor.
4.- ESTRUCTURA
Nos encontramos ante un romance escena, porque nos presenta el
momento clave sin explicarnos causas ni consecuencias. Al no andar con
preámbulos, el poema gana en intensidad emocional.
Podemos distinguir cuatro núcleos
esenciales:
1.- (Versos 1-8): descripción del mes de mayo (mundo exterior). En el mes de mayo todo es alegría y vida:
temperatura agradable, resurgimiento de la naturaleza, amor.
2.- (9-12): lamento del prisionero por su desdichada situación (mundo interior). Estructuralmente,
estas dos partes son antitéticas (antítesis) por el
contraste entre la alegría de la primavera y la tristeza de la prisión.
3.- (13-14): nostalgia de la
avecilla que aliviaba las penas del prisionero.
4.- (15-16): maldición contra
el asesino de la avecilla, última esperanza.
(Podría dividirse como
una narración)
5.- ASPECTOS FORMALES
Nivel fónico
El
romance que comentamos está
compuesto por 16 versos octosílabos.
Hay sinalefas en los versos 1,4,6,10,11,13,14 y 15; además observamos que todos
los versos pares son agudos acrecentando
la musicalidad del poema e intensificando el sentimiento de dolor que
manifiesta el personaje.
Se
advierte que en el núcleo 1 (versos 1-8)
y 3 (13-14) riman los pares en -or
en consonante, aunque se trate de un romance, mientras que los núcleos 2 y 4
riman en -ón, Comprobamos, pues, que la rima -or /-ón,, distingue los
dos momentos antitéticos del poema: alegría de mayo / tristeza del prisionero.
Este aspecto métrico refuerza la división estructural que hemos establecido en
el apartado anterior.
Es
frecuente la repetición de sonidos consonánticos y vocálicos en los versos,
pero no tienen valor expresivo de
aliteración salvo en “cuando canta la
calandria” con la repetición de nasales, y en “responde el ruiseñor” con la
repetición de la r. Se sugiere el canto alegre de las aves.
Nivel morfosintáctico
En
la primera parte, el poema comienza
con un “ que” sin otra función que la
de dar entrada inmediatamente al poema y produciendo un hipérbaton.
Observamos, también, la utilización del imperfecto en contraste con los
presentes de la segunda parte. Recuerda el comienzo de las narraciones y
cuentos populares "Erase una vez..." La repetición de “por mayo” destaca la importancia de este
mes como elemento encuadrador de la acción.
En
el segundo verso el impersonal “hace
calor” se rompe con la determinación de calor con el artículo
"la", hoy con sabor de arcaísmo.
El
tercer y cuarto verso guardan entre sí un paralelismo
semántico (los trigos encañan- están los
campos en flor) y un quiasmo
sintáctico (sujeto-verbo / verbo sujeto). También los versos 5º y 6º
guardan entra sí una relación paralelística (cuando canta la calandria / y responde el ruiseñor). En los versos
7º Y 8º se rompe la progresión de los
elementos bellos de la naturaleza para pasar a una acción humana: el amor de
los enamorados. En el conjunto de esta parte hay que destacar, además, el valor anafórico del “cuando”. Todos estos procedimientos de repetición sirven
para resaltar la fuerza lírica del poema y para dotarlo de un fuerte sabor
popular (no olvidemos que en la poesía popular las figuras de repetición son
claves con el fin de favorecer la memorización y la transmisión oral del
poema).
Otros
aspectos interesantes son: la ausencia de adjetivos, lo que supone una
concentración en los sustantivos, la reiteración del tiempo verbal de presente,
que actualiza y vivifica el valor de la bella naturaleza primaveral, frente al
imperfecto del primer verso que sumerge el romance en la lejanía de las
narraciones populares.
En
la segunda parte, nos encontramos,
de entrada, con la conjunción adversativa “sino”,
sobre la que va a reposar la oposición entre la bella naturaleza y la tristeza
del prisionero, al que se califica con los adjetivos “triste
y cuitado”. Este cambio brusco
resulta extraordinariamente expresivo por varias razones: en primer lugar, se
acentúa el contraste semántico con la parte anterior ; en segundo lugar,
hay que observar que en un poema con tan pocos adjetivos, los dos más
importantes están juntos, con lo cual recibimos la impresión de una tristeza,
una desdicha, emocionalmente más intensa. Si a esto añadimos que son casi sinónimos
(podemos hablar de gradación del sentimiento) y que, además, están situados
prácticamente en el centro “geográfico” del poema, está clara la intención del
autor por dar realce a estos dos sentimientos.
Los motivos de su tristeza son explicados por
dos oraciones introducidas por un “que”
con valor causal repetido anafóricamente
que realza, de nuevo, el dolor del prisionero. El valor durativo de “vivir”
agudiza el sentimiento de angustia que el lector siente por su estado; al mismo
sentimiento contribuye la repetición de “ni” y el quiasmo sintáctico de “ni
sé cuándo es de día / ni cuándo las noches son”. Quiasmo en el que, además,
sentimos el desgarro del poeta ante la imposibilidad de distinguir, en su
prisión, entre el día y la noche.
La
tercera parte empieza del mismo modo
que la primera: con un “ sino “ que
ahora marca el contraste entre la actual situación de aislamiento y la
presencia, ya lejana en el tiempo, del único consuelo que le quedaba: el diminutivo "avecilla" tiene un valor afectivo. Llama la atención, también,
en este verso, el valor del imperfecto
“'cantaba” en doloroso contraste con el presente.
En
la cuarta parte (15-16) destaca el hipérbaton
anteponiendo el verbo al sujeto. Al realzar el pretérito perfecto simple (aspecto perfectivo que marca un antes y
un después) se pone de relieve la brutal acción que ha dado lugar al largo
lamento del prisionero: la muerte del ave supone la muerte de su única
esperanza, la desaparición no sólo de su libertad física, sino también de su
libertad mental e, incluso, espiritual. El dativo
ético “me”, que tiene un valor de
proximidad emocional, hace más dolorosa esa desaparición. No es extraña, por
tanto, la exclamación imprecatoria
del último verso, en la que se pone de manifiesto toda la angustia del poema.
Nivel semántico
En
este nivel son pocos los rasgos nuevo que se pueden destacar. Se trata de un
lenguaje sustantivo e inmediato, sin metáforas. Precisamente en ello, reside la
expresividad y fuerza emotiva de este romance. Hay que destacar en el primer núcleo
la relación semántica entre los distintos elementos asociados al campo semántico de mayo: primavera,
calor, trigo, campos en flor, calandria, ruiseñor, enamorados, amor. Todas las
circunstancias positivas del “locus amoenus” (paraíso), que connotan alegría,
vida, amor, libertad. En el segundo núcleo, hay una vinculación semántica
antitética con la anterior: tristeza, infelicidad, prisión, la oposición
día-noche, sugieren, negativamente, tristeza, soledad, angustia, falta de
libertad para disfrutar de la vida y del amor.
Lógicamente, el poema puede dar
lugar a otras interpretaciones. El hecho de que se haya mantenido en nuestra
tradición literaria desde hace tantos siglos, es producto, precisamente, de la
múltiples y universales sugerencias que encierra en sus versos. Una de estas
interpretaciones puede relacionarse con un tema frecuente en la literatura
española del siglo XV: la cárcel de amor, el amor como prisión, como atadura,
esclavitud. Desde esta perspectiva, el poema se llena de significados simbólicos
y se convierte en una alegoría del amor imposible: la prisión podía responder
al tópico cortesano del amor como prisión y sufrimiento al no poder el hombre,
por cuestiones religiosas y morales, dar rienda suelta a sus instintos
amorosos.
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